Agresiones a docentes

Los últimos tiempos se revelan, a juzgar por los datos, difíciles para el profesorado
La convivencia en las aulas, sobre todo en las de Secundaria Obligatoria (ESO) es dura.
Faltas de respeto, actos de indisciplina permanentes y hasta agresiones físicas jalonan la jornada habitual de un docente. Los centros públicos aparecen a primera vista como los más conflictivos. Sin embargo, la concertada comienza a sufrir los efectos de esas conductas y en un número nada despreciable de la privada se registran casos graves de acoso y violencia a los docentes. Los motivos la mayoría de las veces no son los mismos, ya que depende mucho del tipo de alumando que protagonice los hechos.
Los datos son alarmantes. Según los más recientes, aportados por el sindicato CSI-CSIF, el 13% del profesorado confiesa haber sido objeto de algún tipo de violencia. Otros informes hablan de que el 73% está en riesgo de depresión, el 20% está de baja y más del 70% recibe insultos o amenazas verbales. Es decir, que un elevado porcentaje de docentes tiene miedo a enfrentarse al aula, pero la mayoría guarda silencio. Muchos se limitan a reflejar en los partes diarios que no pueden dar clase. «Los alumnos —dicen— gritan, cantan, se lanzan objetos o hablan por el móvil y es imposible controlarlos». Tampoco se atreven a intervenir en el acoso entre alumnos, porque son acusados por una u otra parte de insultos o amenazas